Hace unos años me topé con un artículo en un viejo foro de internet que me cambió la vida.
«Cómo hacerse rentista”
El autor nos contaba cómo había logrado conseguir su libertad financiera y retirarse a los 43 años, habiendo trabajado solamente 20.
¿Cómo leches lo hizo?
Muy simple. El tío era capaz de ahorrar e invertir su dinero en las empresas más conocidas del mundo, que a cambio, le generaban rentas.
Esas rentas que obtenía las volvía a invertir y así repetía una y otra vez el proceso hasta que ¡BOOM!
Me explotó la cabeza y entendí que yo también podía vivir de las inversiones si seguía una buena estrategia.
¿Todo el mundo se hace rico gracias a sus inversiones? Ni de coña, pero si no haces el kamikaze batirás a la inflación, dormirás a “pata suelta” y podrás retirarte del trabajo cómo te mereces.
Para mi vivir tranquilo es tener la seguridad de que el mes que viene voy a poder pagar el alquiler (o la hipoteca) y no me voy a quedar en la calle.
Darme un capricho cuando me plazca.
Viajar.
Poder ayudar a los mios si lo necesitan.
O pensar en el futuro con optimismo.
Esto no va de hacerse millonario en 2 días, tener un Lambo, yates, una mansión en Beverly Hills y este tipo de cosas.
Esto va de conseguir que tu dinero, tus ahorros y todo tu capital trabaje (inteligentemente) para ti.
¿Con qué objetivo?
El de multiplicar tu poder adquisitivo.
Osea, tener más pasta cada año para gastarla como tú quieras.
¿Te gusta lo que lees?
Entonces tengo algo para ti.